martes, 10 de enero de 2012

y esto también es la continuación




Llegábamos a casa a tomar once.
Los pájaros los dejábamos para la cena.
Tomábamos té con pan amasado y huevo.
A veces había palta y queque de manzana.
Después de tomar té jugábamos a las escondidas o al alto.
Si nos caíamos se nos hacían granos en las rodillas.
Después de jugar nos poníamos a ver tele.
Los grandes fumaban.
Tomaban whisky.
O pisco con bebida.
Veían los partidos de fútbol.
Jugaban Póker.
Encendían la chimenea.
Quedábamos pasados a humo.
Comenzaba a salir olor a pájaro.
B preparaba un puré.
Le ayudábamos a poner la mesa.
Le ayudábamos a hacer las ensaladas.
Aliñábamos las ensaladas.
Nos salaba limón en los ojos.
Llorábamos.
Nos contaba las historias de su familia.
Que su madre estaba quedando ciega.
Que su padre estaba vegetal.
Que su hijo le iba mal en el colegio.
Que tenía que ir al poli el lunes a las cinco de la mañana.
Nos daba de probar mayonesa casera.
Picaba apio.
Pelaba una palta.
Revolvía el puré.
Nos decía de ir a misa antes de comer.
Le decíamos que sí.
Íbamos a la capilla de los vecinos.
Nos persignábamos al entrar.
Metíamos el dedo en el tiesto de agua bendita.
A veces metíamos monedas en el tiesto de agua bendita.
Nos sentábamos todos juntos.
Todas las señoras se habían lavado el pelo.
Se habían puesto un lazo blanco en el pelo.
Rezábamos el Padre Nuestro.
Nos dábamos la paz.
Poníamos una moneda en el canasto.
Comulgábamos.
Poníamos nuevamente el dedo en el agua bendita.
Salíamos de la capilla.
Saludabas a sus amigas.
Volvíamos a casa.
Los grandes estaban viendo fútbol.
B servía los platos.
Nosotras los llevábamos a la mesa.
No se sentaba en la mesa con nosotros.
Le insistíamos que se sentara.
Se quedaba de pie y opinaba de todo lo que hablábamos.
Atizaba la leña del fuego.
Ponía otro palo para que no se apagara.
Iba a la cocina a poner agua para las hierbas.
Volvía.
Si discutíamos intentaba calmarnos.
Si no comíamos nos decía que comiéramos.
Si se volcaba algo lo limpiaba.
Si le pedían algo, lo traía.
Cuando terminábamos de comer la ayudábamos a recoger los platos.
Fregaba.
Antes servía el postre de castañas con crema.
Luego las aguas de hierba.
Levantábamos toda la mesa.
Algunos se iban a fumar al salón.
Nos comenzábamos a preparar para regresar a casa.
Nos abrigábamos.
Nos daba a cada uno un pote con dulce de castaña.
Nos despedíamos.
Íbamos a ver a mi abuela a su habitación.
Sentíamos deseos de llorar.
Sentíamos cómo respiraba.
Nos subíamos al auto.
Se veían las estrellas.
En el camino a veces discutíamos.
Nuestros padres nos decían que no peleáramos.
Llegábamos a casa.
Hacíamos los deberes.
Ordenábamos los bolsones.
Nos dormíamos.
Nos levantábamos temprano para ir al colegio.
Mamá nos arreglaba la blusa.
Nos subíamos al furgón escolar.
Estaban las hermanas NM.
Nunca hablábamos de los cerdos.
Nunca hablábamos de su madre.
Cada uno se iba a su sala de clase.
Si el profesor me hablaba, me ponía roja.
Pasaba la semana sin acordarnos de los cerdos ni de la madre de las niñas NM.
Hacía todas las tareas de forma meticulosa.
Ponía atención en clases.
Cada vez que me hablaban me ponía roja.
Salía al recreo.
Miraba de lejos los grupos de alumnos.
Esperábamos que llegara el viernes.
Nunca hablábamos de los cerdos.
Llegaba el viernes en la tarde.
Queríamos ir a jugar con los cerdos.
Queríamos comernos los huevos del tarro de Nescafé.
Volvíamos a casa de las NM.
Sacábamos galletas de los cerdos.
Comíamos galletas de cerdos.
Corríamos por el pasto.
Nos caíamos y nuestras rodillas estaban con granos.
Nos dormíamos encima del pasto.
A veces soñaba con mi padre.
Nos despertábamos.
Corríamos a ver a los cerdos.
Nos caíamos. Nuestras rodillas tenían granos.
Los granos eran pedazos de carne.
Me los apretaba. Salía pus.
Lloraba. Quería estar con mi madre. Que ella me curara los granos.
Ellos llamaban a mamá.
Mamá se ponía al teléfono.
Le decía que viniera a buscarme, le contaba lo de los granos y le decía que la quería.

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