Llegábamos
a casa a tomar once.
Los
pájaros los dejábamos para la cena.
Tomábamos
té con pan amasado y huevo.
A
veces había palta y queque de manzana.
Después
de tomar té jugábamos a las escondidas o al alto.
Si
nos caíamos se nos hacían granos en las rodillas.
Después
de jugar nos poníamos a ver tele.
Los
grandes fumaban.
Tomaban
whisky.
O
pisco con bebida.
Veían
los partidos de fútbol.
Jugaban
Póker.
Encendían
la chimenea.
Quedábamos
pasados a humo.
Comenzaba
a salir olor a pájaro.
B
preparaba un puré.
Le
ayudábamos a poner la mesa.
Le
ayudábamos a hacer las ensaladas.
Aliñábamos
las ensaladas.
Nos
salaba limón en los ojos.
Llorábamos.
Nos
contaba las historias de su familia.
Que
su madre estaba quedando ciega.
Que
su padre estaba vegetal.
Que
su hijo le iba mal en el colegio.
Que
tenía que ir al poli el lunes a las cinco de la mañana.
Nos
daba de probar mayonesa casera.
Picaba
apio.
Pelaba
una palta.
Revolvía
el puré.
Nos
decía de ir a misa antes de comer.
Le
decíamos que sí.
Íbamos
a la capilla de los vecinos.
Nos
persignábamos al entrar.
Metíamos
el dedo en el tiesto de agua bendita.
A
veces metíamos monedas en el tiesto de agua bendita.
Nos
sentábamos todos juntos.
Todas
las señoras se habían lavado el pelo.
Se
habían puesto un lazo blanco en el pelo.
Rezábamos
el Padre Nuestro.
Nos
dábamos la paz.
Poníamos
una moneda en el canasto.
Comulgábamos.
Poníamos
nuevamente el dedo en el agua bendita.
Salíamos
de la capilla.
Saludabas
a sus amigas.
Volvíamos
a casa.
Los
grandes estaban viendo fútbol.
B
servía los platos.
Nosotras
los llevábamos a la mesa.
No
se sentaba en la mesa con nosotros.
Le
insistíamos que se sentara.
Se
quedaba de pie y opinaba de todo lo que hablábamos.
Atizaba
la leña del fuego.
Ponía
otro palo para que no se apagara.
Iba
a la cocina a poner agua para las hierbas.
Volvía.
Si
discutíamos intentaba calmarnos.
Si
no comíamos nos decía que comiéramos.
Si
se volcaba algo lo limpiaba.
Si
le pedían algo, lo traía.
Cuando
terminábamos de comer la ayudábamos a recoger los platos.
Fregaba.
Antes
servía el postre de castañas con crema.
Luego
las aguas de hierba.
Levantábamos
toda la mesa.
Algunos
se iban a fumar al salón.
Nos
comenzábamos a preparar para regresar a casa.
Nos
abrigábamos.
Nos
daba a cada uno un pote con dulce de castaña.
Nos
despedíamos.
Íbamos
a ver a mi abuela a su habitación.
Sentíamos
deseos de llorar.
Sentíamos
cómo respiraba.
Nos
subíamos al auto.
Se
veían las estrellas.
En
el camino a veces discutíamos.
Nuestros
padres nos decían que no peleáramos.
Llegábamos
a casa.
Hacíamos
los deberes.
Ordenábamos
los bolsones.
Nos
dormíamos.
Nos
levantábamos temprano para ir al colegio.
Mamá
nos arreglaba la blusa.
Nos
subíamos al furgón escolar.
Estaban
las hermanas NM.
Nunca
hablábamos de los cerdos.
Nunca
hablábamos de su madre.
Cada
uno se iba a su sala de clase.
Si
el profesor me hablaba, me ponía roja.
Pasaba
la semana sin acordarnos de los cerdos ni de la madre de las niñas NM.
Hacía
todas las tareas de forma meticulosa.
Ponía
atención en clases.
Cada
vez que me hablaban me ponía roja.
Salía
al recreo.
Miraba
de lejos los grupos de alumnos.
Esperábamos
que llegara el viernes.
Nunca
hablábamos de los cerdos.
Llegaba
el viernes en la tarde.
Queríamos
ir a jugar con los cerdos.
Queríamos
comernos los huevos del tarro de Nescafé.
Volvíamos
a casa de las NM.
Sacábamos
galletas de los cerdos.
Comíamos
galletas de cerdos.
Corríamos
por el pasto.
Nos
caíamos y nuestras rodillas estaban con granos.
Nos
dormíamos encima del pasto.
A
veces soñaba con mi padre.
Nos
despertábamos.
Corríamos
a ver a los cerdos.
Nos
caíamos. Nuestras rodillas tenían granos.
Los
granos eran pedazos de carne.
Me
los apretaba. Salía pus.
Lloraba.
Quería estar con mi madre. Que ella me curara los granos.
Ellos
llamaban a mamá.
Mamá
se ponía al teléfono.
Le
decía que viniera a buscarme, le contaba lo de los granos y le decía que la
quería.
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